Raúl Alfonsin

Publicado en  Perfil.com. De Emiliano G. Arnáez

El nivel de llegada de los discursos de los políticos a las masas decayó con el correr de los últimos años. Por estos días resulta difícil imaginar a los precandidatos con el nivel de oratoria de antaño. No se ha visto, por ejemplo, a Daniel Scioli provocando una explosión de emoción como lo hacía Raúl Alfonsín a millones de asistentes. Tampoco Mauricio Macri puede escapar del manual de coaching del marketing político actual. Y mucho menos podríamos encontrar en el archivo a Juan Domingo Perón tratando de forzar un acercamiento con el elector que “tajaí“, al mejor estilo massista.

Una candidata que comienza un debate advirtiendo que eso “en realidad no será un debate”, discursos de cuatro horas, o muletillas expresadas hasta el hartazgo son algunos de los síntomas de las falencias actuales en la comunicación oral de los políticos. El marketing político dejó sus huellas, pero la oratoria deja mucho que desear tal como se ha visto en el nivel de enfrentamiento de los precandidatos en las primarias de este 2015.

La explicación de un experto. La oratoria es una herramienta de comunicación fundamental en los discursos políticos y la historia argentina da cuenta de grandes ejemplos de ello. Sin embargo, para el experto José María Rodríguez Saráchaga, fundador y director de OratoriaConsulting, el nivel decayó en gran medida en la Argentina y “ya no existen” grandes oradores. En diálogo con Perfil.com, Rodríguez Saráchaga respondió qué convierte a un político en un gran orador como para que pueda ser recordado durante décadas.

“Un gran orador tiene que estar en línea con su tiempo, su época y su contexto”, explica el especialista. “Los discursos de Evita por ejemplo, son a su tiempo. PeroCristina copia a Evita. Lo que no sabe es que Evita gritaba porque los micrófonos de entonces eran muy malos. Y así resultaban discursos de un tono confrontativo. Pero Perón, en cambio, era pacificista, aunque suene increíble, era moderado. Cuando Perón menciona que ‘por cada uno de nosotros que caiga, caerán cinco de ellos‘, responde a la consigna ‘viva el cáncer‘”, detalla.

Marcan épocas. Un orador que tiene llegada “a los corazones de quienes escuchan” es aquél habla con la verdad y directamente a su pueblo, sin confrontaciones, señala el experto. “Un ejemplo histórico es cuando Roca hace campaña afirmando que él ‘mató a 30 mil indios’, porque esto estaba bien visto. La oposición no lo tilda de genocida, sino que por el contrario lo acusaban de no haber matado a nadie. En lugar de la Conquista del Desierto, la llamaban la Cabalgata del Desierto”.

La evolución del “orador y su discurso” tiene que adaptarse además a su época. “Los discursos se fueron apoyando en las diversas tecnologías. La radio fue una gran influencia en este sentido. A nivel internacional son claros los ejemplos de Truman que gana en parte las elecciones por su histórico discurso radial. O la aparición de latelevisión, gracias a la cual Kennedy se pudo mostrar como un gran orador frente al nervioso y sudoroso Nixon”, puntualizó.

“Una falencia por la cual no existen hoy en día grandes oradores es precisamente que no saben adaptarse a tiempo a los saltos tecnológicos. Youtube, por ejemplo, el cual Obamasupo explotar al punto de reducir sus discursos a 15 minutos para que fueran difundidos en la red social. En Argentina se siguen dando discursos de dos horas. En Argentina no existen grandes oradores. El nivel decayó muchísimo”, dijo Rodríguez Saráchaga.

Mencionó a la par una suerte de ‘podio’ virtual: “Para mi Balbín dio el discurso más famoso y más importante de la historia argentina junto a la tumba de Perón. Pero grandes oradores fueron Alfonsín, Perón, Evita… Pero De La Rúa y Cristina todo lo contrario. Fue tras dos discursos de ellos que se produjeron los mayores cacerolazos y movilizaciones espontáneas de la historia reciente del país. De La Rúa cuando dijo ‘hemos terminado un día agitado‘ y el de Cristina tras la 125: Jamás pensé que iba a vivir una manifestacion espontanea de porteños apoyando el campo, Cristina lo hizo”.

Dos grandes oradores que, sin papeles en mano, lograron conmover a quienes los escuchaban fueron Perón y Alfonsín. Perón hizo vibrar la Plaza de Mayo en varias ocasiones, logrando hacer al pueblo argentina la sensación de “unidad”, mientras que Alfonsín espetó al propio Reagan la importancia de la no injerencia extranjera en los países de Latinoamericana.

Por último, sobre el papel que podría tener un gran orador en un debate presidencial, expresó: “Si algún candidato se prepara y lee la cantidad de horas necesaria, podría ser un gran orador y ganar cualquier debate. Pero requiere dedicación, esfuerzo y tiempo y los candidatos parecieran no estar dispuestos al sacrificio. Acá se debaten generalidades y todos hacen agua. Una candidata no puede empezar su presentación en un debate explicando que es ‘la madre de Juan‘”.

Por Asesmap

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