Imagen: mundodiario Publicado por David Hernández Martínez @david_hm91 José Ortega y Gasset fue un filósofo y ensayista española, que alcanzó considerable fama y reputación, tanto nacional como internacionalmente, en la primera mitad del siglo XX. Sus escritos e intervenciones realizadas en la universidad, en los periódicos y el congreso de los diputados, son considerados un acertado análisis de la España de aquellos convulsos momentos, sirviendo de acertada vía para conocer mejor las inquietudes que acechaban a la sociedad española en los albores del siglo XX. De la misma forma, no son pocos los intelectuales que consideran que muchas de las apreciaciones expuestas por el filósofo madrileño, todavía tienen una asombrosa vigencia actualmente. En este sentido, cuando la política española se ve sacudida por la situación en Catalunya, no son pocos los que han echado la vista atrás y se han apoyado en las palabras realizadas por Ortega y Gasset hace ya más de 80 años. Durante la Segunda República (1931-1936), Ortega y Gasset fue parlamentario por la Agrupación al Servicio de la República, un movimiento político de intelectuales interesados en renovar profundamente el estado español, aunque se mostraba entonces mucho más moderado que republicanos, socialistas o comunistas. En sus apreciaciones sobre la configuración del estado republicano y las discusiones sobre la otorgación de un estatuto de autonomía, Ortega y Gasset se mostraba básicamente reacio a conceder mayores privilegios sólo a una región, apostando por un modelo más equilibrado. Sin embargo, el intelectual español ha sido recurrentemente utilizado y referenciado, por su famosa alegación: “el problema catalán no se puede resolver, que sólo se puede conllevar; que es un problema perpetuo, que ha sido siempre, antes de que existiese la unidad peninsular y seguirá siendo mientras España subsista”. Para el catedrático en metafísico, los problemas suscitados por el nacionalismo catalán o el vasco, no encontrarían nunca solución dentro de la estructura política de España. Por tanto, si se desea mantener la unidad territorial, las reclamaciones nacionalistas siempre perdurarían en la historia española. En el contexto contemporáneo, con un Parlament que ha aprobado una declaración de independencia, utilizando un vocabulario eufemístico, cabe preguntarse si el problema catalán puede seguir conllevándose por mucho tiempo más. Parece obvio, que la clase política ha entendido siempre que las cuestiones vascas y catalanes se arreglaban circunstancialmente y con parches. Sin embargo, en la tensión actual, ninguna concesión más puede llegar a ser una verdadera y perdura solución. A este respecto, la coyuntura social, política y económica que vive el estado español, parece ser preludio, de que los cambios y transformaciones que acontecerán en las próximas décadas serán de una dimensión mucho más profunda. Por esta misma razón, tal vez se esté produciendo una ruptura definitiva con los razonamientos de Ortega y Gasset. Igualmente, el presidente del república de entonces, Manuel Azaña, creía que con la autonomía se resolvería el problema. No obstante, llegados a este punto, ni el optimismo de Azaña ni la resignación del filósofo madrileño, seguramente sean ya las salidas a la dificultad planeta.

Por Asesmap

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