Foto: Reuters Publicado por David Hernández Martínez @david_hm91 El 22 de enero de 2006 Juan Evo Morales Ayma, conocido políticamente como Evo Morales, tomaba posesión de su cargo como presidente de la república del Estado Plurinacional de Bolivia. Desde entonces, el dirigente de Orinoca ha ostentado el cargo ininterrumpidamente, ganando tres elecciones presidenciales y superando un referéndum constitucional. Aún más, para el año 2016, diez años después de su primera elección, tanto desde su gobierno como de su partido se busca favorecer su reelección para un cuarto mandato, lo que podría llevar a ocupar la presidencia hasta 2025. Evo Morales entró al gobierno nacional con un programa político profundamente reformador, durante prácticamente esta década, sus distintos gobiernos han llevado a cabo unas políticas que no han dejado indiferente a nadie dentro y fuera de sus fronteras. Las medidas del ex líder sindical persiguen la construcción de un proyecto nacional que va más allá de los cincos años de una legislatura, tocando tanto la economía, como la política, educación y otros aspectos sociales y culturales. Sin embargo, la perduración de Evo Morales en el poder, liderando el movimiento institucional y cívico, junto a las intenciones aparentes de postularse hasta el año 2025, plantean inevitablemente hasta qué punto el ambicioso programa aplicado está sujeto a una persona concreta. De nuevo, surgen desde diferentes frentes, el temor y el recelo a que la democracia boliviana pueda verse monopolizada por un solo hombre. Las posibilidades de reelección de Evo Morales están en manos básicamente de los jueces del Tribunal Electoral, que deberá analizar pormenorizadamente si la reforma constitucional propuesta por el partido del presidente, encaja en los límites constitucionales y si se puede realizar el próximo año la consulta ciudadana. La oposición ha intentado retrasar el proceso y alegar una infinidad de recursos. No obstante, todo el panorama político e institucional parece soplar a favor del actual gobierno. De hecho, la mayoría de dirigentes contrarios a Evo Morales ya muestran resignación y esperan que para el momento del referéndum, la débil situación económica y la complicada realidad social, hagan que mayores cotas de población se animen a votar en contra de terceras reelecciones. En este sentido, a nadie en Bolivia se le escapa que el referéndum que se presente en 2016, aunque supuestamente debe servir para reformar la constitución y facilitar que cualquier mandatario pueda salir reelegido más de dos veces, supondrán una nueva prueba para evaluar la popularidad de Evo Morales. Aunque, no es menos cierto, que el presidente boliviano es de los dirigentes latinoamericanos que cuenta con un mayor respaldo popular, capaz de haberlo mantenido durante sus once años. En definitiva, al hablar del horizonte próximo de Bolivia se debe contar todavía con la figura de Evo Morales, quien acabaría en la jefatura del estado de la república hasta el año 2020. Pero será en 2016, donde realmente sabremos si el actual dirigente continuará liderando la política boliviana hasta el lejano 2025.
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