Publicado en El País. De Francesco Manetto

La gran mayoría de los aragoneses, un 72%, apoya que tras las autonómicas del 24-M gobierne una coalición, aunque quieren que sea su partido el que decida las alianzas. Los votantes de todas las fuerzas que integrarán un Parlamento muy fragmentado, con un empate técnico en estimación de voto entre PP, PSOE y Podemos, asumen que se abre una etapa de pactos. En este contexto, un 68% también está a favor de acuerdos puntuales para que gobierne el partido más votado.

La opción favorita de los ciudadanos (el gobierno de coalición) es una particularidad de Aragón, ya que a escala nacional prevalece la idea de que debería gobernar la formación que más apoyos reciba. En esta comunidad, el PP de la actual presidenta regional, Luisa Fernanda Rudi, conserva, según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, la primera posición: contará con 19 escaños, aunque pierde 11 —con una caída de 16 puntos porcentuales— respecto a las elecciones de 2011. La segunda fuerza más votada es Podemos, que presenta en esa comunidad a uno de los líderes de la formación, el exeurodiputado Pablo Echenique. No obstante, el sistema electoral de Aragón, que sobrerrepresenta a las provincias de Teruel y Huesca —donde el partido de Pablo Iglesias logra peores resultados que en Zaragoza—, permitiría al PSOE de Javier Lambán obtener dos escaños más que Podemos —16 frente a 14— aun siendo la tercera fuerza en estimación de voto. Ciudadanos se sitúa como cuarta opción, con 10 parlamentarios, seguida de IU, Partido Aragonés (PAR) y la Chunta Aragonesista (CHA).

Tres partidos al menos

Según el estudio de Metroscopia, un Gobierno estable necesitaría la participación, directa o indirecta, de tres partidos. Podrían hacerlo PSOE, Podemos e IU. La suma de PP, Ciudadanos y PAR, que en 2011 selló un pacto con los populares, se quedaría a dos escaños de la absoluta. El escenario de elevada fragmentación, además, casa con nitidez con la voluntad de la mayor parte de los aragoneses. Preguntados sobre qué resultado les parecería preferible el 24-M, un 63% apoya que el partido que gane las elecciones lo haga sin mayoría absoluta y se vea, por tanto, obligado a pactar con otras formaciones. El 77% de los votantes de Podemos y el 73% de los de Ciudadanos son partidarios de esa opción, lo que refleja que están a favor de buscar acuerdos. Los simpatizantes del PP, en cambio, ven esa posibilidad con más recelo. Solo el 33% la apoya.

Tanto este último dato como el apoyo generalizado a una hipotética coalición chocan, en líneas generales, con los mensajes de Iglesias y Albert Rivera. Ambos líderes asumen la necesidad de diálogo después de las elecciones, pero rechazan las dinámicas y los acuerdos que tradicionalmente han presidido las alianzas poselectorales.

Las Cortes de Aragón siempre han sido muy fragmentadas por sus especificidades regionalistas. Pero la aparición de Podemos y Ciudadanos puede convertir al Parlamento autonómico en uno de los más divididos de España. Para su composición resultará especialmente decisivo el reparto de escaños por provincia. Los datos apuntan a que el vuelco del tablero se debe al comportamiento de los electores en la provincia de Zaragoza, donde gracias al voto urbano Podemos está muy asentado y el PSOE se sitúa en tercera posición, muy alejado del partido de Iglesias y del PP. En Huesca, Podemos y Ciudadanos, las dos fuerzas que pugnan por el voto del cambio, se disputan un escaño que, de momento, se lleva el partido de Albert Rivera. En Teruel son en cambio el PP, Podemos y el Par las formaciones que se disputan un parlamentario. Bastaría un leve aumento en estimación de voto de los populares para que logren también ese diputado autonómico.

Por Asesmap

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