Por: Andreina Hernández Ross

Un estudio de la OMS advierte que el monopolio actual sobre el suministro de la vacuna estorbará la recuperación económica.

 

Las naciones más prósperas, especialmente en América y Europa, han acaparado los medios para el abastecimiento de vacunas —hasta el punto que pudiesen vacunar dos y tres veces a su población—; lo que naturalmente ha dejado al resto de países sin posibilidades y garantías para avanzar en la lucha contra el coronavirus.

 

El debate sobre el derecho o el deber de ayudar a los países en vías de desarrollo se suele plantear en términos morales: la prioridad es ayudar a la población nacional; luego —porque es lo correcto— destinar los recursos materiales o capitales restantes a apoyar a las comunidades más pobres. 

 

Developing and delivering Covid-19 vaccines around the world

El estudio encargado por la Cámara de Comercio Internacional y publicado esta semana por la Organización Mundial del Comercio (OMS), ha desafiado esta postura aparentemente consolidada: al obstaculizar el acceso a las vacunas de los países en vía de desarrollo, las naciones se están perjudicando a sí mismas; especialmente aquellas que dependen del comercio internacional. 

 

La frase “mundo globalizado” que tanto protagoniza las informaciones en los medios de comunicación implica una íntima conexión entre las economías; lo que implica en la actualidad que la recuperación es profundamente interdependiente. Ninguna economía se restaurará plenamente si no se rescatan también las demás

 

La mayor parte del comercio internacional no implica productos acabados, sino piezas que se envían de un país a otro para que se conviertan en esas mercancías que compramos en los mercados y en las tiendas — o que últimamente llegan a la puerta de nuestra casa en una caja que parece sonreírnos.

China no es la única “fábrica del mundo”, en realidad existen numerosos centros industriales proveedores de piezas esenciales esparcidos por todo el planeta: India, Corea, Indonesia, Vietnam, Brasil, Turquía, El Salvador, por nombrar algunas. 

Supply Chains

 

La industria automotriz, textil y de construcción —en la que radican los ingresos de muchas economías— se verán profundamente afectadas porque no podrán conseguir los componentes o recursos básicos para la producción. Es decir, si no se dirigen esfuerzos para suprimir el virus también en los países en vía de desarrollo las populares supply chains, o las cadenas de suministro globales, se verán interrumpidas. Esto perjudica los intercambios comerciales y añade más estrés a la ya tensa economía mundial. 

 

Adicionalmente, es importante resaltar que un alto porcentaje de los consumidores mundiales proviene de estos países debido, entre otras características, a su alta tasa demográfica. Si estos consumidores pierden su trabajo debido a las medidas limitativas y las restricciones a la movilidad, tendrán menos dinero para gastar, lo que también reducirá las exportaciones de las naciones desarrolladas. 

 

El coronavirus ha golpeado indiscriminadamente a la economía mundial: ha reducido la demanda de productos básicos, ha deprimido el turismo, ha eliminado las oportunidades laborales. Aunque las potencias consigan paliar el virus dentro de sus fronteras a través de medidas exigentes y apoyadas en un fuerte programa de vacunación, esto no garantiza que escapen de los efectos económicos que ha traído consigo la irrupción del Covid-19. 

 

El regreso a la normalidad y la plena restauración que añoramos sólo será una posibilidad real si es equitativa. 

Por Asesmap