Una nueva entrada masiva de inmigrantes desde Marruecos a España a través de la valla de Ceuta ha provocado una crisis sin precedentes entre estos dos países vecinos, que tan complicadas relaciones diplomáticas han tenido siempre. La inmigración y el Sahara Occidental han creado controversia entre ambos a menudo y los últimos acontecimientos parecen haber empeorado la relación.

La pasada madrugada del 17 al 18 de mayo, alrededor de 8.000 marroquíes cruzaron la valla de Ceuta que separa Marruecos de España. Hasta otros 4.000 hicieron lo propio durante los días siguientes. Lo hicieron con la aparente permisividad de las autoridades marroquíes, aunque muchos de ellos, aproximadamente la mitad, fueron devueltos en el mismo momento. Sin embargo, muchos de ellos aun siguen en territorio español esperando a una solución. El gobierno español tuvo que, finalmente, desplegar al ejército en la zona para frenar esta entrada, ya que en los siguientes días continuaron los intentos.

Esto, aunque no sea lo más común, no ha sido un hecho aislado. Aunque otras muchas materias han tenido importancia en las relaciones políticas entre Marruecos y España, como el tráfico de drogas o el terrorismo, estas relaciones siempre han sido controvertidas por dos aspectos principales.

  • LA SOBERANÍA DEL SAHARA OCCIDENTAL.

En primer lugar, el conflicto existente en el Sahara Occidental, una antigua provincia española que Marruecos siempre ha reclamado como propia. Actualmente estos ocupan gran parte de su territorio, pese a que las Naciones Unidas no lo reconocen, siendo uno de los territorios no autónomos que el Comité Especial de Descolonización de la ONU tiene bajo su supervisión.

El Frente Polisario es el movimiento de liberación nacional de esta zona, el cual lucha por su independencia y es uno de los principales rivales de Marruecos por el control del Sahara Occidental. Su líder desde 2016 es Brahim Ghali.

El conflicto se ha incrementado ya que este, tras una desconocida enfermedad (desconocida debido al constante oscurantismo entorno a esta cuestión), ingresó en un hospital de La Rioja, entrando de manera clandestina y bajo otra identidad en territorio español.

Esto ha sentado muy mal a Marruecos, quien ha asegurado ser un hecho inaceptable que el gobierno español no debería haber permitido. Desde Moncloa han acabado escudándose en razones humanitarias para permitir que Ghali permaneciese siendo atendido en un hospital español, pero las explicaciones no contentaban a Marruecos, que incluso retiraba a su embajadora de Madrid. Tras un paso por la Audiencia Nacional debido a las causas aquí pendientes del líder del Frente Polisario y su puesta en libertad, este se marchó en un avión a Argelia, país aliado del Sahara Occidental.

De nuevo, Marruecos no vio con buenos ojos que esta salida se produjera tan fácilmente y el líder Polisario no tuviese que rendir prácticamente cuentas ante las autoridades españolas, tal y como se reclamaba desde Rabat.

Los enfrentamientos por el Sahara Occidental, que parecían llevar muertos varios años en la actualidad política española, han vuelto a cobrar importancia, de nuevo con opiniones enfrentadas en cuanto a la cuestión de soberanía de este territorio y las relaciones españolas con Marruecos.

  • LA INMIGRACIÓN MEDIANTE LAS VALLAS DE CEUTA Y MELILLA.

El segundo principal motivo de confrontación entre Marruecos y España se da debido al problema con la inmigración irregular. España es prácticamente la única frontera terrestre de África con Europa, debido a los enclaves de Ceuta y Melilla situados en el norte de Marruecos y pertenecientes a España. Esto hace que España sea una de las principales puertas de entrada de la inmigración y lugar de paso de todas estas personas que transitan desde África hasta cualquier país europeo.

Es habitual ver en las noticias intentos de asalto a esta valla de Melilla o a la de Ceuta por parte de inmigrantes provenientes de distintos lugares de África, pero la colaboración hispano marroquí en material policial y fronteriza trata de frenarlos en la medida de sus posibilidades.

Marruecos, sabiéndose poderoso en esta materia por la capacidad de manejar las fronteras que tiene, utilizó su capacidad para dejar claro al gobierno español su malestar con la acogida de Ghali. El gobierno marroquí permitió (e incluso alentó según muchos de los propios inmigrantes) la entrada de miles de personas mediante la valla de Ceuta hacia España, provocando una crisis migratoria, con muchos menores no acompañados y personas sin identificar en territorio español. Finalmente, España, con el conocido método de las “devoluciones en caliente” y, tras desplegar al ejército en la zona, hizo que la mitad de ellos volvieran a Marruecos.

La crisis derivada de la pandemia ha alentado también esta situación. Marruecos, que recibe grandes cantidades de dinero provenientes de la Unión Europea a cambio de controlar su frontera, está en una situación económica muy complicada, por lo que una de las hipótesis que se maneja es la de que el país norteafricano quiere más fondos y ayudas económicas por parte de España y Europa a cambio de continuar con su control de fronteras.

España no ha tardado en reaccionar, aprobando una ayuda de aproximadamente 30 millones de euros para tratar de frenar este “chantaje” marroquí y no seguir agravando la crisis migratoria, que puede suponer un gran desgaste para el gobierno de Sánchez.

Marruecos parece haberse salido con la suya, al menos en el ámbito económico. Veremos si en el ámbito diplomático tanto España como el resto de la Unión Europea también ceden ante el gobierno de Rabat y, tal y como hizo Estados Unidos hace pocos meses, reconocen la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, objetivo último de Mohamed VI y el resto del gobierno de Marruecos.

En definitiva, días después de esta crisis diplomática y todas sus consecuencias, y haciendo este análisis, concluimos que el gobierno español ha tenido una situación muy complicada en cuanto a sus relaciones exteriores que no ha podido o no ha sabido manejar de la mejor manera posible. España necesita, desde mi punto de vista, una mayor firmeza y determinación internacionalmente, especialmente si es con un país vecino como Marruecos, el cual puede llevar a cabo actuaciones que acaben perjudicando a los intereses españoles. Se deben dejar las posturas claras para que todos los actores sean respetados en el terreno de la política internacional y la diplomacia.

 

Carlos Ruiz Barro.

Por Asesmap