Publicado en El Mundo  . De José Manuel Gómez-Zorilla San Juan

En menos de 6 años, desde que los medios y el gobierno etiquetaran el inicio de este trágico período como “La Crisis”, este país ha sufrido, día tras día, tribulaciones y blanqueos, estafas y sustracciones, desvíos y enriquecimientos; en otras palabras: corrupción, corrupción y corrupción en los llamadas círculos de poder.

El desgaste de la clase política, retroalimentado por sus propios miembros, ha llevado al hastío máximo al ciudadano y votante, que pese a encontrarse con nuevas alternativas, cuando ha llegado la hora de la verdad, el frío momento del voto, de las elecciones, parece dar la sensación de que nada ha cambiado.

¿Por qué si analizamos las campañas de marketing de la mayoría de los partidos políticos son todas iguales?

Da la sensación que cada vez que hay campañas electorales basta con cambiar la foto del candidato y el slogan (esa frase vacía de contenido que acompaña la foto).

En apenas unas semanas se multiplican los debates y mítines donde vuelven a surgir los mismos temas y estrategias de ataques y defensa de unos contra otros; surgen los especiales televisivos y los partidos invierten grandes cantidades de dinero en costosas campañas publicitarias.

¿Qué ha pasado con los valores y atributos de la marca/del partido?, ¿qué ha pasado con la comunicación transparente y creíble?, ¿por qué ya no es el cliente o votante el centro de la campaña?

Preguntas claves a la hora de definir cualquier plan de marketing que busque el éxito.

Los partidos o marcas deben empezar por reconstruir su imagen, para ello es necesario establecer los valores a comunicar, los atributos diferenciadores que les hacen ser únicos respecto a la competencia o restos de partidos.

¿De verdad es suficiente con decir “de izquierdas”, “de derechas” o “de centro”?

El mensaje es parte fundamental del proceso comunicativo, parte del emisor para llegar al receptor, pero debe construirse de una manera legible, claro, conciso, coherente. El mensaje se construye para que el receptor pueda entenderlo, y quiera descodificarlo. Por lo que también debe ser atractivo, interesante, sugerente y que aporte valor.

¿Por qué entonces siguen trasladando mensajes que la mayoría del electorado ni entiende ni quieren entender?

Una vez definidos estos puntos, hay que comunicarlos a toda la estructura del partido, a cada delegación, a cada oficina, a cada persona….porque cada representante de la marca/partido debe trasladar los mismos valores ya definidos, deben ser coherentes y trasladar el mensaje correctamente.

Con una marca bien definida apoyada en valores, un mensaje bien elaborado y una estructura que tiene claro qué y cómo comunicar, es mucho mas sencillo empezar a definir estrategias de marketing que busquen como objetivo final conseguir el voto y por tanto ganar las elecciones.

Pero, ¿es suficiente?, la respuesta es evidente, NO.

Ninguna empresa privada lanza campañas esporádicas aisladas, masivas y concentradas en pocas semanas cada cuatro años para generar mas ventas. De la misma manera los partidos políticos tampoco pueden pretender en unas pocas semanas ganarse el corazón de todo el electorado.

Entonces, ¿qué pueden hacer?.

Deben definir estrategias de marketing a largo plazo, pues tiene el espacio tiempo claramente marcado, trabajando el producto/programa político; la comunicación, el cliente y potencial cliente; con objetivos comerciales (ganar las elecciones) y objetivos de marca (generar sentimiento de pertenencia). Todo ello basado en el cumplimiento de las promesas realizadas en sus programas electorales pasados.

Os imagináis si una marca te garantizara que su producto sabe a chocolate y que es 100% natural y cuando lo pruebas es sucedáneo de algo parecido al cacao y tiene muchos conservantes y colorantes.

¡¡¡NO VENDERÍA Y DESAPARECERÍA DEL MERCADO!!!!

Por Asesmap

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