Publicado en El Mundo Por Álvaro Carvajal @alvaro7carvajal Imagen: Javier Barbacho «Cuando preparas un debate en televisión, hay algo que siempre tienes que recordar: la gente no se acuerda de lo que has dicho, sino de lo que les has hecho sentir». La frase, pronunciada hace unos días por Pablo Iglesias, cuando ya se había grabado el cara a cara con Albert Rivera, también podría reformularse para el día después: no es quién haya ganado, sino quién parece el ganador. Pues bien, mientras el líder de Ciudadanos apareció ayer triunfante en rueda de prensa, Podemos ha optado por un apagón informativo. Ni hubo la habitual comparecencia semanal ante los medios ayer, ni la habrá hoy, ni se sabe cuándo se hará. «Semana de reajustes», se justificó sobre el retraso sine die. El esperado debate ha dejado una difícil resaca en Podemos porque su líder, siempre habilidoso en estos formatos, no tuvo su mejor versión y, en ocasiones, dio una sensación de «cansancio», como él confesó al inicio del programa. No obstante, su equipo aseguró estar «contento» con el resultado y muestra su «sorpresa» ante una percepción negativa sobre el papel de Iglesias, que achacan a las «muchas interrupciones» de Rivera. Pero para responder a la pregunta de si le pasa algo a Iglesias y, en extensión, a Podemos, nadie mejor que su protagonista. Hace unos días, grabado ya el debate, el líder de Podemos explicó lo que le está sucediendo durante su programa de La Tuerka, en una entrevista a Santiago Alba Rico. «Yo pensaba mejor cuando no tenía que trabajar tantas horas en Podemos», confiesa. Y es que, además de dirigir el partido, Iglesias compatibiliza esa tarea con su labor de eurodiputado -con sus viajes semanales de ida y de vuelta a Bruselas- y de presentador de dos programas de televisión.

Dejar el escaño y aparcar ‘La Tuerka’

El líder de Podemos reconoce en ese diálogo con Alba Rico que en los últimos meses la formación morada ha tenido una «pérdida de la iniciativa» o de «capacidad narrativa», y que eso «tiene que ver con una cierta frescura», que hoy les está faltando. De hecho, para recuperar esa frescura, fuentes del equipo de Iglesias avanzan que es «probable» que Iglesias deje «pronto» el Parlamento Europeo y admiten que también se está estudiando que reduzca su labor como presentador de televisión en La Tuerka y Fort Apache para poder centrarse solamente en su papel de candidato a tiempo completo y sin el desgaste de tanta actividad paralela. Durante su último programa, Iglesias ahonda en algo muy importante para explicar qué le está pasando a Podemos. «En algunos momentos hemos podido parecer muy hábiles, pero hemos dejado de emocionar», subraya. «En el momento que dejamos de emocionar no somos esa posibilidad de acabar con ellos que todavía temen», apostilla. «Nosotros vamos a ganar tocando el corazón de la gente. Eso implica una capacidad narrativa, de contar historias, que quizá muchas veces hemos perdido», confiesa.

‘El poder no corrompe, sino el cansancio’

Su interlocutor en la entrevista, Alba Rico, se muestra preocupado por la situación y le avisa: «El poder no corrompe, sino el cansancio». «Políticos cansados hacen viejas políticas», apunta, y le insta a encontrar «la fórmula de descansar» y también la manera de que Podemos no dependa «de que tengas la noche brillante». Ha sido un año de mucho desgaste para Podemos, con muchas citas electorales, y no siempre favorables. Además, se ha visto sorprendido por varios factores que han alterado su estrategia inicial, y que en buena parte explican su caída en las encuestas: Ciudadanos (que le ha cabergoline robado la bandera de la regeneración), la «resistencia» -como admitía Iglesias- de PP y PSOE y la desmitificación de Syriza en Grecia y de hasta dónde pueden llegar los partidos antiausteridad. Por eso, Podemos tiene ahora «mucho más complicado» tener la «capacidad de iniciativa» que presentaba en 2014 o principios de 2015.

‘A Pablo no le pasa nada’

Dice Teresa Rodríguez que «Podemos es un estado de ánimo». Pues bien, la proyección pública de las últimas semanas, sobre todo tras el fracaso electoral enCataluña y la dimisión de parte de su ejecutiva, no está siendo precisamente eufórica. Más bien lacónica. El equipo de Iglesias afirmó a este diario que «cansancio siempre hay», pero que lo «compensan con ilusión» -que la tienen y «mucho»- para dar la batalla hasta el final. Así, se niega que exista preocupación alguna por si llega desfondado a esta recta final: «A Pablo no le pasa nada». Y el debate, dicen, «quedó en tablas». Iglesias, señalaron las fuentes consultadas, «no es un profesional de la política» y ha experimentado «un cambio de vida muy fuerte» para asumir «un reto tan grande», pero contrarresta todo el posible cansancio con «la ilusión» de ganar las elecciones del 20 de diciembre.

Queja por las ‘interrupciones’ de Rivera

Internamente, se hace una cerrada defensa del papel jugado por Iglesias en el cara a cara. «Estamos contentos de cómo respondió Pablo y de su actitud», dijo su entorno. En cambio, hubo una queja de las «muchas interrupciones» de Rivera que, se subrayó, contrasta con la «actitud de escucha» e «impecable» mostrada por el líder de Podemos. No obstante, sí se admitió que tuvo más dificultades al principio y que a partir de la segunda mitad del programa, con los temas sociales sobre la mesa, «estuvo mejor». Acostumbrados a un Iglesias más enérgico, las fuentes consultas señalaron que «el formato invitaba al diálogo» en un registro muy distinto al que suele verse en televisión y que, por tanto, no se trataba tanto de «emocionar» como de explicar las propuestas. Así, «se reveló un Pablo muy humano», lejos de la actitud de «arrogante» con la que a veces se le tacha. Y por eso, explicaron, no tenía problema en dar tantas veces la razón a Rivera o que a veces estuviera menos vehemente como de costumbre. Podemos destacó ayer sobre todas las cosas que el domingo se vio la «diferencia entre lo nuevo y lo viejo», en alusión al PP y el PSOE, con un debate sin preguntas pactadas y donde los protagonistas en vez de «lanzar cuchillos» protagonizaron un diálogo donde la gente pudo conocer las propuestas. «Ojalá el debate tenga influencia en el futuro» -recalcaron- «y a partir de ahor sean en este estilo más libre para que la gente permita juzgar las propuestas».

Por Asesmap

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