En el año 2015, la Organización de las Naciones Unidas presentó un plan denominado Agenda 2030 para un Desarrollo Sostenible. Con esta agenda, se crean 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que los países deben cumplir para tal año, en distintas materias como pobreza, medio ambiente, igualdad, educación, energía, etc.

Aunque esta Agenda 2030 ha generado cierta controversia en algunos sectores sociales por las posibles implicaciones que esta pueda tener en nuestra vida cotidiana, la mayoría de los gobiernos occidentales, así como la Unión Europea la han adoptado y se han comprometido a cumplirla. Incluso en algunos países, como sucede en España actualmente, la Agenda 2030 forma parte del nombre de uno de los ministerios (Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030).

Esta Agenda está teniendo diversas implicaciones en las políticas de las instituciones, pero una de las mayores consecuencias tiene que ver con el ámbito de la comunicación política, ya que se han tenido que adaptar discursos, imágenes, e incluso ideas al cumplimiento de esta Agenda.

A menudo vemos a los distintos líderes políticos con simbología que representa esta Agenda 2030. Es una manera de hacer ver a los ciudadanos el compromiso que tienen estas personas con los ODS. Previamente se ha intentado hacer ver desde estas mismas instituciones que los objetivos son beneficiosos para los ciudadanos y necesarios para un mejor futuro del planeta y de la población.

En definitiva, se trata de adecuar la imagen de los líderes políticos con una serie de ideas preconcebidas como positivas por los ciudadanos, para que así dicho político sea percibido también positivamente por el ciudadano.

Otro de los aspectos en los que se esta apreciando la existencia de esta nueva agenda es en los discursos. Estamos observando como los partidos han inculcado a sus líderes la necesidad de incorporar a sus declaraciones públicas (en los medios, parlamento, mítines, etc.) esta agenda y sus objetivos. El fin es adecuar a su vez este discurso con la imagen personal. Por ello, a menudo no solo escuchamos menciones hacia la Agenda 2030 cuando son preguntados o es tratado el tema, sino que se han incorporado a los programas e iniciativas de algunos partidos, especialmente los de gobierno, que tienen la tarea de desarrollarlo e implementarlo en el territorio que gobiernan.

La Agenda 2030 no solo ha supuesto un cambio en las políticas, sino que ha hecho que los equipos de imagen, marketing y estrategia de los partidos se pongan manos a la obra para sacar el mayor rédito posible a este nuevo elemento político. Ya sea de manera institucional o de manera partidista, es algo que puede vender entre los electores y ser bien recibido por los ciudadanos, por lo que esta siendo utilizado por muchos.

¿LA AGENDA 2030 TIENE IDEOLOGÍA?

Líderes del PSOE, PP, UP y C´s y el Rey con el “pin 2030”.

Pero ¿hay diferencias entre partidos de ideologías opuestas a la hora de comunicar la Agenda 2030?

Observando el tratamiento del tema entre los distintos partidos españoles, vemos como se ha convertido en un asunto bastante transversal e incluso apolítico, que ha hecho hacer gala de los símbolos de esta Agenda 2030 desde a políticos de izquierda, como los líderes de Unidas Podemos y del Partido Socialista, a los de centroderecha, como son los líderes de Ciudadanos o el Partido Popular. Aunque en otros aspectos estén muy enfrentados, parece que aquí todos se han subido al carro de la ONU. Hasta figuras como el Rey Felipe VI han aparecido públicamente enseñando la insignia de la Agenda 2030.

Sin embargo, sí que hay quien se han posicionado en contra de esta Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. Han sido principalmente los sectores denominados como “anti-stablishment”, que argumentan que esta agenda orquestada por la élite política no beneficia a los ciudadanos. Es por ello que han centrado su comunicación en una estrategia de enfrentar al “pueblo” con la “élite” y asimilar a esta élite alejada de los ciudadanos con la Agenda 2030. En España, partidos como Vox se han posicionado en contra de la implantación de esta Agenda creada por la ONU.

La conclusión que podemos extraer es la transversalidad de este tema y el intento de aprovechamiento de todos los partidos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda 2030 de la ONU en sus campañas y estrategias comunicativas. Se han presentado como ideas amables y beneficiosas para el ciudadano, por lo que debería ser previsible que se saque un rédito positivo de su utilización. Pero ¿hasta que punto puede ser positivo y tenga beneficios electorales que la mayoría de los partidos la utilicen?

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Ruiz Barro.

ASESMAP – Marcando la estrategia política. 

Por Asesmap