Publicado en El Día de la Plata
Primero circuló como un trascendido, pero ayer lo confirmó la propia Presidenta. El kirchnerismo se encuentra en plena fase de reformulación de su estrategia electoral, tras una serie de traspiés en diversos puntos del país que prácticamente lo obligan a jugar su destino político en la provincia de Buenos Aires. El aviso -¿a tiempo?- llegó para el oficialismo con la magra performance de sus múltiples precandidatos en las primarias de la capital federal.
Y pese a que destiló fastidio con los votantes porteños, Cristina Kirchner llamó a los dirigentes del Frente para la Victoria que aspiran tanto a la Presidencia como a la Gobernación bonaerense, a que se den “un baño de humildad y ubicación” para analizar si tienen realmente el apoyo de la sociedad para emprender semejante aventura política. Dijo, incluso, que así se evitarían eventuales “daños” tanto para el oficialismo como para otras fuerzas.
Aunque quedó claro que la Presidenta le habló a la tropa propia, pasando por alto el detalle de que lo hizo en un discurso por la cadena nacional desde Chaco. Allí puso como ejemplo a Jorge Capitanich, quien en pocas semanas pasará de ser gobernador a candidato a intendente de Resistencia, la capital provincial, alterando el camino tradicional de la política, que lleva a los dirigentes a escalar posiciones para ocupar cargos cada vez con más poder y recursos.
Mirando a la provincia
Desde la provincia norteña, Cristina puso el foco sobre el territorio bonaerense, que se convirtió en una suerte de embudo para la maquinaria electoral oficialista. Es que sus dos precandidatos presidenciales más taquilleros, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, son del distrito más importante de país, lo mismo que Julián Domínguez y Aníbal Fernández, que en principio aspiraban a la Casa Rosada pero que finalmente se redireccionaron hacia la Gobernación.
Por esas razones, los precandidatos presidenciales kirchneristas que no son de la Provincia, como el entrerriano Sergio Urribarri, el porteño Jorge Taiana y el santafesino Agustín Rossi deberían interpretar el mensaje de la jefa del oficialismo, así como también unos cuantos postulantes a la sucesión de Scioli, de los doce que actualmente integran la grilla del FpV. Tanto los gobernadores como los intendentes del PJ acuerdan con reducir la oferta electoral.
De hecho, los mandatarios provinciales ya le pidieron una reunión a la Presidenta para requerirle precisiones sobre la estrategia electoral a comienzos de la semana y por toda respuesta se llevaron la impresión de que Cristina Kirchner jugará a ganar. No fue algo menor porque cuando empezó el año realmente tenían dudas sobre ello. Pero ayer sumó un concepto ordenador: a las primarias deben llegar aquellos dirigentes que sean competitivos.
Es que, hasta el momento, el desorden viene privando al kirchnerismo de la posibilidad de obtener más votos. Un caso concreto fue el armado electoral en la Ciudad de Buenos Aires, donde de haber sido convocado Taiana, el FpV hubiera sido más atractivo para una franja progresista de los porteños. En cambio, el kirchnerismo optó por Mariano Recalde como postulante emblema, pero su pertenencia a La Cámpora le negó el favor de los independientes.
Encima, el titular de Aerolíneas Argentinas acaba de elegir como compañero de fórmula al joven radical Leandro Santoro, yerno de Leopoldo Moreau, pero desconocido para los habitantes de la capital. Volvió a primar así en el kirchnerismo una lógica de encierro sobre la realidad política circundante. Algo de eso pareció advertir ayer la Presidenta, pese a que ella misma fomentó ese razonamiento al darle aire a dirigentes que no tienen respaldo electoral.
Maximo y Axel
Sin ir más lejos, volvió a aludir a la posibilidad de que su hijo Máximo Kirchner sea candidato este año, pero se sabe que el jefe de La Cámpora no tiene buena intención de voto en Santa Cruz y que sería contraproducente para el FpV que encabece la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. Otro caso sintomático es el de Axel Kicillof: ¿Sería el ministro de Economía un aporte como candidato a vicepresidente o una pesada ancla electoral?
La propia Presidenta debe definir, finalmente, si ella misma aparecerá en las boletas del Frente para la Victoria. Para ese momento, seguramente habrá unos cuantos precandidatos menos en la oferta electoral oficialista.
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