La Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021, o COP26, está teniendo lugar esta semana. En ella, y en la reunión del G20 de la semana pasada, se han vuelto a palpar las tensiones entre China y Estados Unidos. La relación entre ambas potencias se ha caracterizado hasta la fecha por un constante tira y afloja, en el que China busca crear espacio para cumplir sus intereses nacionales mientras que Estados Unidos intenta reafirmar el actual Sistema Internacional, en el que goza de una posición privilegiada.
China en las cumbres
En este caso en concreto, China ha mostrado poco interés en crear nuevos compromisos de cara a la sostenibilidad y por las conferencias en general. Por una parte, en la cumbre del G20 que buscaba crear consenso entre las mayores economías del mundo de cara a la COP26, Xi Jinping acudió telemáticamente. Esto lo viene haciendo en todas las reuniones internacionales desde la expansión del COVID. En ella, China estuvo en el bando que no buscó hacer nuevos compromisos. Solo subrayó el acuerdo de limitar la subida de la temperatura de la superficie terrestre a 1.5ºC. Pero, como apunta un reciente informe de la ONU (el panel intergubernamental sobre el cambio climático de la ONU) sin nuevos compromisos en un futuro muy reciente, lo más probable es que la temperatura suba hasta los 2,7ºC.
Si bien la implicación de China fue limitada en la cumbre del G20 (que ya de por sí fue timorata en aspectos climáticos, como mencionábamos el 3 de noviembre) en la COP26 lo está siendo más aún. Esto se debe a que, en una reunión donde lo esperable es ver a los más altos dirigentes, China ha enviado a un oficial de menor calado. Tampoco se espera que haga mayores pasos que los del G20. La última declaración sobre el cambio climático que hizo China defendía que llegarían a su cúspide de emisiones de CO2 en 2030 y llegarían al cero neto en 2060. Esto supone 10 años más tarde de lo ideado en los acuerdos de París. El mensaje que envía China al mundo es claro: el cambio climático no es su prioridad, por mucho énfasis que haga el sistema internacional en ello.
Los motivos de China
La lista de razones para estos comportamientos es larga y combina motivos nacionales e internacionales. Entre los nacionales está la actual crisis que atraviesa su mercado energético, dependiente en gran parte del carbón. También, la proximidad del sexto pleno del Partido Comunista, vital para Xi Jinping y sus posibilidades de un tercer mandato.
Los internacionales, tienen sobre todo que ver con cómo China quiere ganar poder en la esfera internacional y hacer ver cómo es una parte fundamental para el multilateralismo. Para ello, se ha valido tanto de declaraciones como de acciones directas.
Por una parte, China siempre ha sido crítica con el modelo actual de sostenibilidad. Este modelo permitió que los países más desarrollados contaminaron de manera extensiva para su desarrollo económico, pero en la actualidad defienden la sostenibilidad y, con ello, limitan la capacidad de desarrollo de otros. Por ello, China nunca ha sido uno de los abanderados de cómo se llevan a cabo estas políticas, argumentando que la carga debería recaer en mayor medida en los países desarrollados. Además, esta problemática les sirve en bandeja de plata su condición como actor especialmente relevante en el mundo actual Actualmente es el país que más gases de efecto invernadero emite. Con ello, hace ver que ningún otro país puede hacer que dé su brazo a torcer, y que, si se quiere resolver la crisis climática, esto se hará teniendo en cuenta sus propios términos.
Otras áreas
Estos esfuerzos, claro está, no se limitan sólo a la esfera de la sostenibilidad. Se ven reforzados por otras acciones que cuestionan el sistema y su capacidad de hacer algo al respecto. Un ejemplo claro de esto es cómo recientemente se están produciendo más y más violaciones del espacio aéreo de Taiwán por parte del ejército chino. Un paso más en la visión del Partido Comunista de qué territorios conforman China, después de la supresión de libertades en Hong Kong, en la que la comunidad internacional se quedó de brazos cruzados. Otro, es la construcción de islas artificiales en el Mar del Sur de China, queriendo llevar a cabo su visión de tener la soberanía total de unas aguas pertenecientes a varias naciones.
Así, China vulnera la legislación internacional. Quieren hacer ver que no se aplica a ellos. O, al menos, que tienen la capacidad de establecer su interés nacional como realidad a pesar de ella.
Por ello no es sorprendente que, desde China, ya se hayan hecho propuestas a Estados Unidos en las que ofrecen una mayor implicación en temas climáticos si estos son menos críticos con las acciones que vulneran el derecho internacional. Si bien es algo que Estados Unidos no puede aceptar, muestra muy bien la actitud China en el sistema actual y explica su falta de implicación. “Haced que me importen vuestros problemas o seguiré con mis intereses directos”.
Eric Laloux.
ASESMAP – Asociación Española de Marketing Político.
MARCANDO LA ESTRATEGIA