Por: Marta Benito Abad

El conflicto entre estos países pasa por la disputa de un pequeño territorio que se sitúa entre ambos y que hoy en día se ha independizado de Azerbaiyán: Nagorno-Karabaj (NK). La decisión de separarse del país y conformar un nuevo territorio, se debe a que la mayoría de los habitantes de este enclave estratégico, son de origen armenio y por tanto no se sienten identificados con el país al que pertenecían.

Debemos entender que la zona geográfica del Cáucaso siempre ha unido poblaciones muy heterogéneas, provenientes de diferentes etnias, de distintas culturas y con diversas creencias religiosas.

Ha sido en septiembre de este año 2020 cuando las viejas tensiones entre los países colindantes han resurgido mucho más fuerte, por lo que la comunidad internacional está actuando de mediadora hasta lograr una resolución de paz favorable para todos.

Esta zona del Cáucaso, conformada por Azerbaiyán, Armenia y Georgia tiene una notable importancia geopolítica y económica debido a su situación geográficamente estratégica.

En palabras de Halford Mackinder: “que que esta área se encuentre a medio camino entre el continente asiático y Europa, la convierte en un territorio pivote de la política internacional (Heartland[1]) y por tanto importante en cuanto al desarrollo de las guerras.” Además, junto con Turquía, se convierte en el único enclave que une el norte de Oriente Medio con el continente europeo. La zona también proporciona una salida directa al Mar Negro y por ende al mar mediterráneo. La cercanía al mar Caspio, importante yacimiento de petróleo y gas natural, se suma como punto geopolíticamente estratégico del enclave desde una visión económico-energética.

Esta zona, siempre ha sido de interés y ha llegado a considerarse el epicentro del poder mundial. Por ende, las grandes potencias mundiales han intentado mantener la fragmentación de la zona entre los distintos pequeños países que allí cohabitan, para evitar el dominio de la zona por una única potencia.

Vessenti, un reconocido geógrafo brasileño, analizó este hecho y apuntó que “Eurasia es el tablero de ajedrez en el que la disputa por la primacía global continúa ocurriendo”. La importancia de la zona se debe a que el 75% de la población Mundial vive en este “gran continente”, que la zona genera el 65% de PNB a nivel Global y es donde convergen las 6 principales potencias económicas globales (Alemania, Francia, Rusia, China y la India) sin contar a EE. UU.

Como ya se ha apuntado anteriormente, quién controle esta región que hace de nexo en Eurasia, no solo tendrá influencia en cómo se desarrollan los acontecimientos bélicos, sino que hablamos de que este territorio tiene un gran potencial en cuanto a recursos naturales.

Tanto Azerbaiyán como Georgia se pueden entender como países clave por sus producciones de gas y petróleo. Además, esta región posee el oleoducto que transporta estos recursos desde los países productores a Turquía y desde ahí al Mar Caspio con final en el mediterráneo, desde donde llega a los países compradores occidentales. Si algo ocurriese en la región, esta vía de transporte se vería bloqueada, y, por tanto, Occidente tendría que hacer el traspaso por vías mucho más conflictivas e inestables como podrían ser Rusia o Irán.

Es por esto por lo que muchas grandes potencias como Rusia (socio de Armenia), Turquía e Irán (socios de Azerbaiyán) han intervenido en la zona con el fin de alcanzar sus propios intereses manteniendo un alto al fuego interminable que no acaba de resolver el conflicto.

 

Los actores

Se pueden considerar dos tipos distintos de actores: aquellos directamente implicados en el conflicto como son Armenia, Azerbaiyán y los habitantes – sobre todo armenios – de Nagorno Karabaj; y aquellas potencias interesadas en la zona pero que no actúan de manera directa, aunque las consecuencias y el avance del conflicto sí les influyen de pleno.

Se debe entender el posicionamiento de los actores desde la perspectiva de que ningún país miembro de la ONU reconoce a Nagorno-Karabaj como Estado independiente y que por tanto forma parte del territorio azerí para la comunidad internacional.

  • ARMENIA

Fueron los armenios que habitaban en Nagorno Karabaj quienes unilateralmente declararon la región como una República independiente.

Como consecuencia de ello y debido a la guerra constante de hostigación por parte de los armenios contra los habitantes azeríes de la zona, 170.000 karabajís de etnia azerí tuvieron que desplazarse a Azerbaiyán. Es por esto por lo que se puede entender que el posicionamiento de Armenia en el conflicto es de apoyo total a los armenios karabajís. Tanto es así, que en el transcurso del conflicto, el gobierno de Armenia, ha enviado apoyo y recursos a sus compatriotas karabajís.

Armenia no desiste en sus intentos por recopilar apoyo internacional y mantiene la vista puesta en Turquía, ya que dada su rivalidad histórica y su alianza con Azerbaiyán, ve a este Estado como una amenaza a la supervivencia de la nación y a la seguridad de la zona. Otros actores implicados como son Irán y Rusia, mantienen una relación más estrecha con Armenia que con Azerbaiyán.

  • AZERBAIYÁN

La política de Azerbaiyán respecto a la zona es clara, busca la reintegración de Nagorno Karabaj de nuevo en su territorio, por unificar su nación además de para devolverle su hogar a los más de 150.000 karabajís de etnia azerí que se han visto desplazados a causa del conflicto.

Sus reclamaciones están también motivadas por crear un clima favorable y tranquilo que no ponga en riesgo la visión de que la zona es un lugar óptimo para transporte de gas y petróleo a los países occidentales.

Turquía es el principal (por no decir único) aliado de Azerbaiyán en el conflicto, pero debido a que actualmente ninguna zona terrestre conecta ambos Estados al encontrarse separados por territorio armenio, las conexiones y los apoyos se dificultan.

Este Estado se encuentra rodeado además de por su enemigo directo Armenia, por Irán y Rusia, dos potencias que podrían considerarse aliados de Armenia.

Sin embargo, sí que es cierto que en cuanto al conflicto, Rusia se ha mantenido neutro actuando como mediador entre ambos países sin posicionarse de ningún lado respecto a mandar apoyos o recursos a ninguna de las dos zonas.

  • LOS ACTORES INTERNACIONALES

La presencia de Irán y Rusia en el conflicto va más allá de sus intereses políticos y sus alianzas con Armenia, ya que, en la manera de lo posible, están actuando como mediadores, intentando evitar mayores niveles de intensidad bélica y buscando acuerdos que complazcan a ambas partes. Desde el final de la URSS su política exterior ha tratado de mantener un clima estable en los territorios del Cáucaso, sin embargo, no se involucra directamente para resolverlos. Su participación en el Grupo de Minsk hace que sea una de las potencias que constantemente actúan con su influencia para mediar el conflicto.

Irán, a pesar de que religiosamente podría considerarse más afín a Azerbaiyán por ser ambos países de tradición musulmana, políticamente se ha posicionado a favor de Armenia, debido a las disputas y controversias que mantiene en el territorio azerí de Bakú y por las alianzas de Azerbaiyán con Turquía con quien mantiene una rivalidad constante por cercanía e intereses geográficos cruzados.

Otro interesado por la resolución del conflicto es la Unión Europea (UE). Francia, Estado Miembro de la UE además de portavoz del Grupo de Minsk busca activamente la solución del conflicto por sus propios intereses económicos. Cuanto más estable sea la zona, mayores facilidades habrá para acceder a los recursos energéticos y por tanto las conexiones entre Europa y el Sur del Cáucaso en cuanto al transporte de recursos se mantendrán menos variables.

Por último, el otro actor con influencia en la zona es EE. UU., quien aunque en un principio se mantuvo más al margen, más tarde, y debido a la importancia de los recursos energéticos en la zona, decidieron formar parte de los involucrados en la gestión del conflicto con su presencia en el Grupo de Minsk.

El problema, pero a la vez ventaja de que la comunidad internacional se involucre, es que la presencia de tantos actores podría dificultar la resolución del conflicto. Si bien es cierto que Rusia está actuando de mediador de la misma manera que la UE, hay que tener en cuenta que estos actores, siempre actuarán en favor de sus propios intereses. La clave del problema es que se trata de una zona estratégicamente clave, tanto en cuestiones económicas por los recursos que posee, como por su localización geográfica. Y estos son los motivos por los que nadie acepta ceder lo más mínimo en su posición.

El conflicto

El nacionalismo étnico ha sido el conductor de la mayor parte de las disputas entre los territorios de la zona del Cáucaso sur. El conflicto en Nagorno-Karabaj nace de la incompatibilidad de dos principios básicos como son “la autodeterminación de un pueblo”, es decir, la libertad del pueblo a estructurarse libremente sin injerencias externas, y la “integridad territorial” que defiende la soberanía absoluta del Estado sobre sus fronteras. El problema llega cuando dicha autodeterminación se pretende llevar a cabo dentro de un territorio que ya forma parte de un Estado consolidado, como ocurre en este caso.

El origen de las disputas entre Armenia y Azerbaiyán se remonta al período de la Revolución rusa de 1917. Tras este momento y entre los años 1920 y 1922 ocurrieron numerosos y brutales conflictos armados reclamando la independencia en ambos países. En 1922, la Unión Soviética finalizó el control político en ambos Estados que hasta entonces habían estado supervisados y controlados con el fin de intentar evitar conflictos armados entre ellos. Este control finalizó en 1987, cuando Joseph Stalin entregó el Nagorno Karabaj a Azerbaiyán con el fin de no fortalecer a Armenia, quien ya presentaba una enemistad con Turquía (aliado ruso).

Cuando ya su independencia de la Unión Soviética era un hecho, su consolidación como repúblicas estaba consolidada y ninguna potencia externa frenaba las disputas, ambos países comenzaron los enfrentamientos por el territorio de Nagorno Karabaj entre 1988 y 1994. Durante este momento 400.000 armenios que vivían en el país vecino huyeron en masa a su país natal, lo mismo que pasó al contrario, y 170.000 azeríes se exiliaron de Armenia a Azerbaiyán. La victoria de Armenia sobre el conflicto en el territorio fue fructífera y los alrededores de Nagorno-Karabaj, constituido como “Estado de facto”[2], pertenecientes a Azerbaiyán, quedaron controlados por las fuerzas militares armenias.

Los habitantes de esta zona estratégica, cansados de las disputas y los conflictos originados por su territorio, impusieron una proclamación unilateral de independencia y se autoproclamaron como Estado independiente el 10 de diciembre de 1991. El territorio recibe el nombre de República de Nagorno-Karabaj (denominación azerí) o República de Artsaj (nombre armenio). A pesar de esto, la Comunidad Internacional no lo reconoce como territorio independiente considerándolo parte de Azerbaiyán, a través de las resoluciones 822, 853, 874 y 884 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Lejos de que este hecho fuera una solución para el conflicto, desde que la región se autoproclamó como república las disputas no han hecho más que agravarse a medida que pasaba el tiempo.

Fue en el año 1994, con la intervención de Rusia en el conflicto, que ambos países firmaron un alto al fuego, el cual es violado reiteradamente por ambas partes; por lo que esta zona del Cáucaso se encuentra en una situación sin guerra, pero sin paz, en un constante conflicto interminable, pero de baja intensidad.

A partir de este momento se ha intentado llegar a acuerdos favorables para ambas partes, como el “paso a paso” relativo a la liberación de los territorios azeríes controlados por las fuerzas de los armenios de Karabaj o la propuesta del intercambio territorial; que consistía en intercambiar un enclave estratégico para NK perteneciente a Azerbaiyán por un territorio armenio de interés para los azeríes.

Sin embargo, y hasta la fecha, una tregua entre ambas naciones no había sido posible, ya que ninguno de los territorios estaba dispuesto a ceder territorios ni a llegar a ningún tipo de acuerdo.

La gestión del conflicto

La cooperación entre todas las partes y saber renunciar a ciertos aspectos por buscar la paz y la seguridad en la zona, es el único camino por el que se deben conducir las negociaciones.

La resolución debe buscar en primer lugar que los principales beneficiados sean todas aquellas personas que han tenido que desplazarse, por cuestiones de seguridad, de sus lugares de residencia como han sido los karabajís tanto armenios como de etnia azerí.

Un primer intento de paz ocurrió en el 94, sin embargo, cuando la influencia rusa desapareció de la zona, las tensiones y los conflictos volvieron a surgir.

Con el fin de evitar esto y de intentar mediar entre ambos países para lograr algún acuerdo de paz , la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE) formó el Grupo de Minsk, que contaba con Francia como presidente, Rusia y EE. UU.

¿Qué está pasando en este momento? ¿Quién ha salido ganando?

La diferencia étnica, junto con la idea sobre el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos,  ha sido el detonante de este conflicto interminable.

El 27 de septiembre de 2020 explotaron de nuevo las tensiones de la forma más cruel y violenta desde 1994. Los altercados comenzaron debido al ataque sobre varios asentamientos civiles entre ellos la capital del enclave Stepanakert. Como respuesta a este ataque por parte de los azeríes, según el Primer Ministro de Armenia, sus cuerpos armados derribaron 2 helicópteros, 3 drones y destruyeron a su vez 3 tanques.

En este momento, tanto el gobierno de Armenia como el gobierno del enclave de Nagorno Karabaj declararon la Ley Marcial[3] además de movilizar toda su fuerza militar para proteger el espacio.

Sin embargo, la perspectiva del gobierno azerí es otra. Ellos acusan a los militares armenios de haber atacado de forma aérea una población en Azerbaiyán. Según ellos, como contraataque, acabaron con la vida de más de 500 armenios, además de la destrucción de vehículos militares, drones y sistemas de defensa. También se inició por parte del gobierno azerí una operación militar de contraofensiva, a través de la cual los militares consiguieron recuperar ciertos territorios que se encontraban bajo ocupación armenia.

Esta “guerra de 44 días” ha llegado a un punto de alivio, cuando el pasado 9 de noviembre, el primer ministro armenio Nikol Pashinyan, anunció el acuerdo de paz entre ambos países.

No sabemos cuánto durará, pero de momento, el panorama en la región será el siguiente:

  • Armenia perderá los territorios colindantes a Nagorno Karabaj, los cuáles había conquistado durante las disputas de 1994.
  • La segunda ciudad más importante del enclave, Sushá, conquistada por las fuerzas azeríes durante los enfrentamientos de septiembre, será desde este momento territorio de Azerbaiyán. El gobierno de Nagorno Karabaj consigue mantener en su posesión la capital del territorio, Stepanakert.
  • El resto de las regiones colindantes a Nagorno Karabaj, que actualmente están ocupadas por las fuerzas armadas armenias dejarán de estarlo. El gobierno armenio deberá retirar a los militares de estos enclaves progresivamente. Primero de la región noreste de Kalbajar y después la región de Lachin.
  • Debido a la pérdida de territorios, Armenia ha solicitado la creación de una carretera que una la capital Stepanakert, con el territorio de Armenia para facilitar las comunicaciones. Lo mismo pasará con el territorio de Najicheván, que se unirá a Azerbaiyán mediante un corredor.
  • Como última medida, el gobierno ruso ha informado que desplegará parte de sus tropas militares a lo largo de la nueva frontera de Nagorno Karabaj durante 5 años, a fin de evitar nuevas hostilidades y conflictos.
  • Otro de los países implicados en el mantenimiento de la paz es Turquía. El presidente Erdogan, pidió que las tropas turcas se desplegasen por el territorio en conflicto, igual que hizo Rusia en su momento. El anterior 17 de noviembre, el parlamento de Turquía aprobó esta petición. A diferencia de Rusia, que mantendrá su presencia en el territorio durante los próximos 5 años, Turquía solo estará un año, con opción a prórroga, para asegurar que los territorios establecidos en el acuerdo de paz se entreguen a Azerbaiyán en el tiempo y momento designados.

De momento, el pueblo armenio no ha aprobado la decisión de su primer ministro, y personas han salido a la calle y han asaltado diversos edificios del gobierno buscando a su dirigente Nikol Pashinyan. Exigen su dimisión inmediata por la decisión del acuerdo de paz ya que sienten que el ministro ha traicionado tanto al país como a sus compatriotas karabajís.

Después de este acuerdo, se puede ver que Azerbaiyán ha “salido ganando” en cuanto a territorios se refiere, ha logrado hacerse con la segunda ciudad más importante de Artsaj y ha recuperado todos los territorios colindantes que había perdido durante la guerra de 1994. Además, ha conseguido conectar Azerbaiyán con territorios colindantes a Turquía, lo que favorecerá las comunicaciones y la cooperación entre ambos.

Por otra parte, Armenia ha perdido bastantes territorios, por lo que los ciudadanos están saliendo a las calles para quejarse del resultado de este acuerdo, que desde su punto de vista es poco favorable para el pueblo armenio.

Por último, la comunidad internacional ha conseguido sus objetivos a corto plazo. La zona, de momento se encuentra en un alto al fuego y un período de paz, que al menos durante 5 años, será supervisado por Rusia. Con esto, los actores internacionales han visto sus intereses salvaguardados por esta paz. Con el territorio en calma, los tratados comerciales de gas y petróleo y el transporte del mismo se mantendrán seguros, que finalmente era lo que más preocupaba a las grandes potencias globales.

[1] Denominación de la zona de la actual Rusia y Oriente Medio por Halford Mackinder, un reconocido geopolítico y geógrafo inglés.

[2] Si bien en la práctica se considera como Estado independiente, la Comunidad Internacional no le ha otorgado el estatus de Estado independiente ni lo reconoce como un Estado en sí mismo; sino que considera el territorio de NK como parte del territorio de Azerbaiyán.

Por Asesmap