Publicado en josedionisiosolorzano. Por @jdsolorzano
¿Un símbolo dice más que mil palabras? Un icono visual de campaña resume todo la conceptualización del proceso de impulso de la opción candidatural.
Las imágenes son elementos que nos permiten el flujo comunicacional y los niveles de penetración entre los públicos metas.
Desde la esvástica de los Nazis llegando hasta la hache “H” atravesada por una fecha apuntando a la derecha que recién presentó Hilary Clinton en su campaña rumbo a la Casa Blanca, los símbolos forman parte de la dinámica comunicacional en las elecciones.
¿Por qué son tan importantes? Una campaña y un candidato están cargado de mensajes que trasmitir. Su deseo es la de difundir sus creencias, opiniones, propuestas, visión, etc., más no existe tiempo para decirlo todo, y forma efectiva para transmitirlo.
Ante esto, los símbolos son herramientas esenciales para aglutinar una serie de elementos políticos, sociales, psicológicos que ayuden al posicionamiento de la candidatura.
La creación de identidad entre el elector y el líder es fundamental, sin esta ni existiría, por muy buena que sea la estrategia política un triunfo en las urnas electorales.
Los símbolos nos ayudan para crear, reforzar y mantener una identidad constantes entre los públicos y el candidato.
El reconocimiento del “no estamos solos” cuando observamos chapas, camisas, gorras, calcomanías, y demás nos ayudan a reforzar el “contagio” entre los electores.
A medida que observemos mayor número de símbolos que representen un candidato más convencido estamos que esa opción es la que posee “la mayoría”.
La simbología de una campaña debe y tiene que dominar todo el espectro comunicacional y propagandísticos de ésta. La imagen visual debe repetirse por todas partes desde el volante, pasando por los spot de televisión, y las redes sociales.
Los íconos nos facilitan el posicionamiento en el cerebro del elector de los mensajes estratégicos que nos permitirán acrecentar nuestra táctica comunicacional.
¡Ahora bien! El símbolo debe tener una permanente relación con el mensaje que se va a transmitir.
Decir un mensaje que no tenga relación con el símbolo, o transmitir una imagen del candidato o del partido ajeno a los elementos visuales de la campaña se creará un “ruido” que derrumbará toda la estrategia política y comunicacional.
Para la elaboración de un símbolo debe existir el trabajo armónico y constante de psicólogos, comunicadores, politólogos y analistas para hacerlo lo más efectivo posible.
Existen muchos ejemplos de simbología de campaña. En las pasadas elecciones los dos candidatos que aglutinaron mayores apoyos, Ollanta Humala y Keiko Fujimori resumieron sus emblemas electorales con las iniciales de sus nombres “O” en el caso de Ollanta y la “K” en el caso de la hija de Alberto Fujimori.
Otro caso, alejado de las iniciales, fue el “corazón” de Hugo Chávez en su campaña del 2012, cuando resumió su concepto de campaña en la frase “Corazón del Pueblo”.
En Argentina la campaña del 2011 se centró en “Cristina… La fuerza de un pueblo” acompañado con su imagen saludando con la mano alzada.
Siempre es necesario que nuestra estrategia se base en tácticas efectivas de comunicación donde la simbología posee un espacio transcendental.
¡Comunícate y hazlo bien!
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