Por: Miguel Cubillo

La crisis económica de 2008 fue un duro golpe para todas las economías a nivel mundial. Irlanda, por ejemplo, alcanzó un nivel de deuda pública sobre el PIB de casi el 120% durante el año 2012, lo que le obligó a pedir un rescate económico al BCE y al FMI.

Tras dicho rescate financiero, el país que vio nacer a escritores de la talla de Oscar Wilde, decidió cambiar su política fiscal adoptando medidas liberales como una rebaja del impuesto de sociedades hasta el 12,5%. Este tipo de medidas hizo que empresas de la talla de Facebook o Apple decidieran instalar su sede europea en Irlanda. Debido a ello, el PIB de Irlanda creció tanto, que apenas 6 años más tarde la deuda irlandesa cayó hasta la mitad (en torno al 60% del PIB del país).

En 2012 Andorra también adoptó una serie de reformas fiscales y administrativas que supusieron un gran atractivo para la inversión extranjera, despertando el interés de empresas, pymes y profesionales autónomos para elegir el Principado de Andorra como sede para sus nuevos negocios.

Si comparamos algunos de los beneficios fiscales que tiene Andorra con respecto a España podemos observar que:

  • El Impuesto Sobre la Renta a las Personas Físicas (IRPF), en Andorra no se aplica a los sueldos menores de 24.000€ anuales. Partiendo de esta cantidad va en concordancia a la renta, no sobrepasando el 10%, y que se aplica a los salarios de 40.000€ en adelante. En comparación con España, el IRPF llega a los 52%.
  • Respecto al Impuesto de Sociedades, Andorra posee uno de los más bajos de toda Europa con su máximo de un 10%. En España el Impuesto a las Sociedades esta por el 30%, bastante por encima del promedio en Europa.
  • El Impuesto de Valor Añadido (IVA) en Andorra, o como es llamado en el Principado IGI, es solo de un 4,5% el IVA general; y en educación, alquileres, alimentos, sanidad y cultural se sujeta al 3,5%. Por otro lado, el Impuesto al Valor Añadido de tipo general en España se calcula en el 21%, el reducido en el 10% y el súper reducido en el 4%, siendo muy superior al de Andorra.

Durante la pandemia provocada por el COVID-19, Andorra obtuvo un incremento muy relevante en el número de nuevos residentes por motivos de trabajo, al tiempo que se han incrementado las sociedades inscritas en su registro. Los datos proceden de una encuesta realizada a 25 gestorías y consultoras especialistas en inversión extranjera en el país, donde más de un 78% de los encuestados reporta una subida en solicitudes de inversión extranjera. La mayoría de éstas proceden de España, con un 68%, y de Francia, con un 17%.

En concordancia con las cifras anteriores, España ha experimentado una descapitalización progresiva de su economía, con una fuga de capitales que alcanza los 49.000 millones de euros (Fuente: Banco de España) durante el primer semestre de 2020. Así mismo, durante 2019 la fuga de capital ascendió a 18.000 millones de euros. A esto hay que sumarle que el deterioro de la inversión extranjera no es una novedad, puesto que este fenómeno ya fue patente en 2019, cuando las inyecciones de capital llegadas de otras latitudes se redujeron de 48.000 a 18.000 millones de euros durante el primer semestre del año. Sumando las operaciones de desinversión, el primer semestre del curso pasado se cerró con una caída del 90% en la entrada de capital foráneo.

Todo esto nos hace replantearnos si las subidas de impuestos a las rentas altas o la creación de impuestos a las grandes fortunas, ¿realmente son medidas eficientes para aumentar la recaudación fiscal? Parece que estas medidas no terminan de repercutir positivamente en las arcas del Estado mientras que otros países como Irlanda o Andorra han observado un crecimiento en su economía.

Por Asesmap